miércoles, 26 de octubre de 2016

La historia de miedo más rara que me han contado.

A finales de 1997 conocí el mar por primera vez, un amigo nos invitó a mí y unos amigos. Como su familia era de la costa sur de Guerrero nos ofreció alojamiento y comida, prácticamente gratis.

Entrada a Chautengo sobre la carretera costera.

Estuvimos varios días en la localidad de Chautengo, del municipio Florencio Villarreal, Guerrero (casi llegando a Pinotepa Nacional, Oaxaca). El principal atractivo del lugar es la enorme laguna que hace contacto con mar abierto.



En aquellos años Chautengo era un pueblo pequeñísimo, prácticamente sólo tenía una calle y no contaba con infraestructura turística, ni siquiera cabañas, acaso, en semana santa, viajaban un par de camiones con turistas que acampaban sobre la playa.

Nosotros nos hospedamos en la única casa construida con tabiques y cemento, las demás eran de abobe y palma; todos ahí eran tan pobres que comían pescado diario... pues sólo bastaba con ir a la laguna y con algo de paciencia sacaban una par de peces.



Para ir a la playa, había que tomar una lancha que rodeaba toda la laguna. Uno de esos días nos quedamos hasta que oscureció y el regreso lo hicimos de noche, sólo iluminados por la luna llena. En la ciudad no somo capaces de notar la diferencia, ahí, en medio de la negra laguna, conocí la luz de luna, azul, cerosa, densa.

En ese viaje nos contaron algunas de las historias locales de miedo, ya no recuerdo todas, pero una quedó en mi mente, por lo extraña y casi ridícula, es muy sencilla:

No debes caminar solo de noche, como lo hacen los borrachos, porque se te puede aparecer un enorme coche (puerco, chancho, cerdo, etc.), sin cabeza, degollado, con zapatillas rojas de mujer, con collares y moños, y te dirá de groserías, te mentará la madre, insultará a toda tu familia, te dirá muchas cosas feas.

Así como a ustedes, esto me pareció ridículo, totalmente carente de espanto, eso sí, muy extraño, muy campirano, muy de pueblo. Nada que ver con las pesadillas de aparecidos en la urbe, ese puerco, carente de todo peligro, no tiene la amenaza mortal de un tétrico payaso, o el mudo terror de una sombra con los ojos más negros que la noche.

Finalmente llegamos a la otra orilla del lago, descendimos de la lancha y emprendimos el camino a la casa, que era un trecho como de dos kilómetros. El grupo se dividió en parejas y yo quedé hasta atrás con mi amigo, el que nos había invitado. Empezamos a comentar las historias que nos habían contado y llegamos a la de la cerda, nos burlábamos de ella cuando nos dimos cuenta que habíamos quedado un tanto rezagados del grupo, y unos metros más adelante, en una curva del camino, los dejamos de ver por un momento.

De pronto estuvimos solos, únicamente iluminados por la luna llena, con el susurro interminable del agua como fondo. Las plantas, los matorrales, parecían más vivos, conscientes, casi amenazantes. Entonces lo vimos, imaginamos lo que sería una visión así, un enorme cerdo, maloliente, sin cabeza, escurriendo sangre por el cuello, pero de pie, moviéndose y gritando groserías, con una voz como el sonido que sale de una cabeza que está siendo degollada. Diciendo maldiciones, no sólo groserías, no sólo mentadas de madre, sino blasfemias de tu vida, de tus seres queridos, de tus fallecidos; con su ropa de mujer, con sus adornos titilando, brillando.

No había una amenaza mortal, nada de correr perseguido por un payaso armado con un cuchillo, nada de quedarse seducido por un vampiro. Sólo la aparición de algo anormal, de algo asqueroso e imposible. ¿Qué harías?, nada, sólo escapar, tratar de anular, de borrar esa visión, y luego, siempre conservando el miedo de volverla a ver, apenas cayendo la tarde, sabrías que ella andaría por ahí, esperando a su siguiente víctima.

Mi amigo y yo nos dimos cuenta de todo esto y corrimos un poco para alcanzar al grupo, ellos iban platicando como si nada.

¿A usted que es lo más raro que le ha dado miedo?

Perdóoooon, es que no le manejo el photoshop!


UPDATE: el señor Usagi, en Facebook, me indicó que esta historia es muy conocida en Guerrero, se le conoce como "La cucha con zapatillas", además mencionó otras como "La gallina con pollos", "Los Chanques" y "El amigo" (el mismísimo chamuco), espero se anima a contarlas un día..

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